top of page
d e l e b l e
Linda tarde, una de marzo. Una muy anaranjada. Una larga, pero no demasiado, simplemente larga. De aquél naranja que invita a que te quedes por siempre, o desaparezcas de una vez.
Ella, sentada de frente al ocaso mordiendo su labio inferior… él, junto a la ventana fumando algo, pudo ser cualquier cosa; tabaco, nostalgia, costumbre… cualquier cosa.
Lo que fuera, ella lo odiaba. Y se hubo decidido a odiarlo por última vez.
bottom of page