B e b e d e m i s a n g r e
La distancia me ensordece por la desventura de conocerte tan fugazmente…
Te admiro, por eso me encuentras seguido tras tus pasos, por eso oculto lo obvio e ilumino lo subliminal; así, dejo que el humo y el valor me acerquen a tu bella dimensión, densa y ancestral, lejos de la naturaleza humana... persigo el deseo de ser volátil o de tomar cualquier forma en que te pueda alcanzar.
Me excita tu naturaleza extraña. Mientras que me arrastro por el suelo, tú vuelas y eso me ha mostrado que quizá tu cielo, por tormentoso y oscuro que sea, puede convertirse también en el mío…
Desconozco tus secretos, los protejo, los desprecio, ¿qué más da?, si sos más letal que el fuego y así te anhelo, si sos más de siete pecados en uno y en tu nombre me he bautizado…
He hecho mía la obsesión por lo prohibido... me obligan el deseo de tocar tu trágica y deliciosa piel, la ansiedad de verte a lo lejos y la sed insaciable que tengo de tu ser...
¿Y vos qué?, sólo me miras sonriente si acaso, despliegas tus alas y te muestras misericordiosa, para abofetearme al instante. Llevo sólo las marcas de tus garras en el rostro y en mis sueños, donde te metes a placer, donde, como en la tierra, se hace tu voluntad.
Anda de una vez, átame a la inmortalidad con tu inmoralidad, disuelve mi carne en veneno, mi lengua entre tus senos, adorna tu cuello con mis huesos. ¡¿Qué esperas?!
Si sufro más de esta sed no tendrá mi cuerpo más que erosionarse, te habrás perdido de la víctima más dispuesta en la historia completa de tu leyenda.
Si a base de mentiras, heridas y promesas falsas lograste mi disposición ¿por qué no me tomas ya de un bocado?, soy zorro que seduce al sabueso y tú sólo te burlas…
¡Deja de mirarme con paciencia!, ya he empeñado mis piernas por llegar hasta acá…
Prometo guardar silencio a cambio de que me tomes por el cuello y bebas todo de mí, para ser tú. Que sea tu oscuridad mi cobijo en esta noche perpetua, que sea la poca sangre que queda en mis venas tu regalo de compromiso y que sean tus poderes y tu reino todos míos para sembrar el terror a cada instante… en cada rincón mientras dure la eternidad, ya no estaremos solos mi amor, ¡ya no habrá paz!