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Nos enseñamos a decir adiós

Nos enseñamos sólo a decir Adiós

 

Eso del querer, entregarse y engañar ya lo sabíamos…

Y aunque habíamos practicado eso de andar extrañando, nunca fue tan necesario manejarlo como desde aquél día.

 

Inexpertos éramos aún en las despedidas, y en lidiar con las memorias recurrentes: esas que a diario llegan puntuales, pero que después de un rato dejan de ser bienvenidas…

de esas ciegas que no nos escuchan cuando les gritemos que se alejen… que no respetan ni la alegría ni el duelo… que consumen la vida y que nos arrancan… que consumen los días y en las noches, matan.

 

Sólo aprendimos el uno del otro a decir adiós… no como se acostumbra con falsos pactos o entre gritos y bofetadas.

 

Aprendimos a decir adiós con dignidad.

Aprendimos a decir adiós incluso sobre el dolor

Aprendimos a decir adiós con la verdad

Aprendimos a decir adiós con mucho Amor

 

Hoy, después de unas estaciones… aún no nos olvidamos… pero mira qué lindo respeto ese de ya no buscarnos…

No aprendimos uno del otro gran cosa, recuerdo que nos ocupábamos mucho más en beber del naranja de las tardes de otoño, del presente, del whisky y de nuestros sueños que en estudiar la vida, y calcular los pasos…

 

Recuerdo como pasaban las horas de noche, entre chispazos para encender nuestros cuerpos y el tabaco… como, entre canciones de rock todo se agitaba hasta romper el amanecer…

 

Hoy, después de varias lunas llenas las cosas andan igual que siempre, a veces bien, a veces estancadas… pero tengo las cartas del pasado que cuentan entre líneas que todo mejorará.

 

Ahora que no sé nada de vos, y vos ignoras todo de mí, reconozco que detrás del golpe que nos dio la vida al decidir separarnos, nos enseñamos algo sin saber…

 

Aprendimos a decir adiós con dignidad

Aprendimos a decir adiós incluso sobre el dolor

Aprendimos a decir adiós con la verdad

Aprendimos a decir adiós con mucho Amor

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