d e p u p i l a s y l a b i o s
Si necesitas ver para creer, sólo espera a encontrarte con su sonrisa… no se requieren más milagros, testigos ni dioses. Lástima amigo mío que ella viva tan lejos de aquí, y ha sido de ella que he aprendido que la distancia entre almas no puede medirse en metros…
Apenas a un día de camino a pie está ella… sin embargo, su corazón está a un millón de años luz del mío, y no es la típica tragedia de la literatura, es la amarga realidad del mortal que se ha decidido enamorar de lo divino. Amigo mío, la conocí por accidente; el más hermoso. En ese momento su sonrisa estuvo tan cerca de mis pupilas que las sanó, a cambio de generar en ellas el vicio más obsesivo.
Es la diosa reencarnada del Amor, pero ella no lo sabe. Veo en las huellas de sus ojos el linaje de lo divino, todas las historias de la tierra y hasta se asoma un poco del futuro...
Ella aún camina sobre espinas porque no ha aprendido a levitar, aún le sonríe a los espejos y a los fornidos caballeros en espera de afecto, aún llora por las noches, y las tardes y las mañanas… por que no sabe quién es, y yo, que lo sé ¡no se lo puedo decir!, no me creería. Ya sabe de primera mano cuan demente estoy por ella, y sólo lo verá como la patética adulación de un miserable.
Le extrañaré amigo, de esa forma que sólo la luz lo permite. La luz que me ha arrancado de los labios las palabras que recité ante ella en el pasado, la luz que viene del Cosmos y se refracta en su mirada. La luz que me destroza con su córnea tornasol.
La voluntad de mi ser por invocar su magia habrá de ser callada y si no, castigada, esa no es mi misión… ha sido sólo un accidente te lo repito… quizá mi tarea es contártelo a vos, a todos, para que alguien llegue hasta ella y descubra entre el brillo y la oscuridad de sus ojos el mensaje que viene desde el otro reino. Yo debo partir, a hacer mis cosas, a llevar mis mensajes, a hacer de la cordura un juguete y de la locura un vino dulce como el que bebemos hoy.
Al final habrá otro principio. Ya que me enamoré de sus colores y enloquecí con esa constelación de lunares en su rostro sólo me queda morir para ella, no pertenecemos a la misma especie. A manera de despedida sólo dile por favor que el cielo preferiría mil veces que ella se ahogara en el mar a verla convertida en servidumbre del ego propio y que se cortara su cabeza si lo fuera de uno ajeno.
Despertó ella las pasiones dormidas en mi interior que buscan el arte, la ruta de las almas y las respuestas del universo, ha sido el trazo de una sonrisa en su boca el que me ha empujado a la búsqueda, no ha sido ella mi amor, sino mi brújula.
...salud amigo...