Cayó
– ¿Me harías un favor nene?... (Lee su gafete, juega con su corbata) Marcus… Preséntame con tu jefa, como si fuéramos grandes amigos. Quedarás bien ante todos aquí. Sólo necesito preguntarle una cosa. Después de eso, quién sabe…(guiña un ojo).
– ¿Entonces él te pidió que fueras amable conmigo?
– No, Marcus sólo me comentó que me presentaría con su jefa y una de sus mejores amigas. Nunca dijo que con una tan linda.
– Por favor no seas hipócrita.
– No estoy seguro de que entiendas bien de qué trata la hipocresía. Aclaro, nunca dije que tienes un rostro hermoso, ni una figura espectacular. Eres linda, eso eres.
– ¿Y qué quieres de mí?
– El empleo por el que compiten todos aquí. De hecho, Marcus me está pagando para que te hable bien de él, dice que soy buena convenciendo a las personas. Y puesto que soy mujer de palabra, así lo haré (enciende un cigarro). Es excelente en lo que hace. Es un hombre de valores firmes, es creativo y genial trabajando en equipo. Un gran líder… (da un trago lento y provocador a su copa de vino) pero no el mejor.
– ¿Eres acaso tú la mejor?
– No estés nerviosa. No soy la mejor, pero si una buena opción entre todos estos perdedores. Alguien me ha dicho que son tres tus favoritos y los que más puntos han acumulado, cada uno a su manera, y te diré que esa bruja te desprecia y todos lo han notado, Marcus es un marica y el otro tipo…
– Joe…
– Ése. No es nada extraordinario, no es como nosotros.
– Si traicionas a tu amigo, ¿por qué no habrías de traicionarme después?
– Tenemos mucho en común jefa. Somos el tipo de mujeres que no se detienen ante nada por ver sus metas cumplidas, tenemos las garras afiladas para atacar en el momento exacto, con precisión coraje y entrega, somos una bitches. Lo veo en tus ojos nena. Basta con que recuerdes como ascendiste tanto en éstos negocios.
– Pero…
– No pienses que no pienso en él. Toma mis papeles, el lunes, en la junta final me presentaré y podrás decir que por triunfar en algún proyecto soy igual de merecedora que el resto de aspirar al puesto, o a cualquier basura que se te pueda ocurrir, eres la jefa… jefa, no debes dar más explicaciones de las que desees, puedes incluso no decir nada, pero el contrato debe llevar mi nombre (bebe de la copa y muerde sus labios). No me olvidaré de la lealtad después de esto. Y mucho menos de vos (besa la comisura de sus labios, apaga su cigarro, termina su copa y se retira).
– ¿Has tomado tu decisión?
– Sí (sonríe ampliamente). Y sabés qué, me da mucho gusto, pues tuve mucho que pensar, pero al final sé que tomé la mejor decisión. Haré lo correcto.
– ¿Harás la presentación frente a los inversionistas?
– No. Haré la selección en mi oficina, el elegido pasará por su nombramiento con los empresarios.
– ¡Ah!, es un él (sonríe).
– ¡Ey!, no digas nada.
– Ve a tu oficina en un momento los hago pasar.
Marcus: Hola amiga. (ella lo ignora con gestos despectivos)
– Bienvenidos (molesta y muy seria).
– Usted Dalia, no está calificada para el puesto, muchas gracias por su tiempo. Retírese inmediatamente.
– No puedo creer que aún tuvieras el atrevimiento de presentarte Samantha. Crees que soy una tonta. Pues no lo soy. Sé que tratabas de jugar con mi mente. Por favor retírate ahora mismo (sale indignada – lo siento baby, no funcionó– dice a Marcus quien no entiende lo que pasa.)
– Marcus. No encuentro palabras para describir tu cobardía y eres un patán, ojalá esto te sirva para aprender a elegir a tus amistades. Desparece de mi vista.
– Joe. Estas considerado como el mejor, el más alto puntaje, una práctica impecable y además, tenemos mucho en común. Lo que hemos logrado ha sido por el camino de la rectitud y la integridad. Bienvenido. El puesto es tuyo.
Fuera del edificio:
– Samantha: ¡Puta, estuvo genial, se la tragó toda!
– Joe: Genial baby.